LA OPORTUNIDAD TRAS LA DIFICUTAD

En 1979, Rodrigo Villla,un ingeniero electricista, creyó en su intuición y dejo de ser el dueño de la tercera parte de una empresaque daba utilidades, para convertirse en el responsable de un sueño en el que solo él creía: la primera fabrica de ascensores de Colombia.

La historia de Coservicios tuvo muchos altibajos, tanto que, a cuatro años de ser fundada por el Grupo Mundial, iba a ser liquidada.

Fué en ese momento cuando apareció en escena Rodrigo Villa, un ingeniero electricista, que decidio, en contra de sus amigos y familiares, seguir su intuición , y creer que en medellín si era posible fabricar ascensores y que más que eso, se podía ser competitivo.

Creerle a su intuición supuso un costo inmediato y fué salirse de una de las empresas de Ingeniería eléctrica, más importantes de Medellín, en la que gerenciaba y era dueño de la tercera parte.

Su  nuevo proyecto en efecto solo daba pérdidas  y tenía problemas en aspectos claves como el mercadeo, la instalación y el mantenimiento de los equipos. Había que recomponer el rumbo de un barco que se dirigía de frente hacia un banco de rocas.  Sería inevitable esforzarse .

El escritor Mark Twain decía que: “ un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa”, esto aplicaba para el caso de Coservicios .

Ante sus retos la salida “facil” hubiese sido continuar importando la totalidad de los insumos . Esa era una apuesta a corto plazo. Pero Rodrigo insatisfecho con su realidad, decidio empezar a crear el futuro , su primera decisión fué fundar el Departamento de innovación y desarrollom jugársela por el talento y el potencial de la ingenieria local. Creer en el talento propio trajo infinidad de retos. A veces los procesos parecían llegar a callejones sin salida. La respuesta a estos instantes de tensión siempre fué la misma: confiar, estimular al otro,darle la libertar de experimentar, asumir que los errores eran naturales y que cada cosa que se hacía , era obligatorio añadirle valor agregado: ser distinto.

Desde que el equipo asumió su primer desafio: construir un control electrónico , con esfuerzo y en solo cinco años habían dado un salto exponencial, ya eran capaces de fabricar el 80% de los componentes de un ascensor, pero además de eso, conocían cada parte a la perfección, sabían como venderlos, y cuando era el caso, podían repararlos.

Los problemas que había presentado la Compañía en su nacimiento parecían resueltos. De hecho, empezó una fase de ascenso que la llevó a celebrar acuerdos con empresas extranjeras para exportar ascensores, ademas de estar en la capacidad de competir de tú a tú con distintas multinacionales. Fue así como exportaron ascensores a China, Kuwait, Arabia saudita, Centro America, Argentina, Venezuela y Ecuador, mediante acuardo con compañías Americanas y Japonesas.

Todo tiene su final, dicen los abuelos, y cada momento de gloria conllevó momentos de dificultad, hubo crisis  cada vez que uno de esos acuerdos llegó a su fin.

Coservicios y Rodrigo siempre supieron levantarse, parecían una pareja inseparable,  que afrontó una inminente ruptura cuando se asociaron con el grupo Schindler. En ese momento y por situaciones administrativas , la planta de producción , que con tanto esfuerzo se había construido durante décadas, perdió  casi todo su valor comercial. La salida fácil nuevamente estaba muy clara: Liquidar la empresa.  55 años después la historia se repetía  y la reacción de Rodrigo estaba lejos de cambiar: eligió  comprar la compañia, reinventarla y de paso reinventarse con ella.

De fabricar ascensores , Coservicios  pasó a desarrollar tecnologías de energía solar, fabricación de tableros de media  y baja tensión con la marca Imelec y atracciones mecánicas para niños. Cada día experimentado, asumiendo la incertidumbre y manteniendo la premisa fundamental de añadir valor agregado . Y es que ante los retos, se persiste, se insiste y nunca se desiste.

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